diumenge, 23 d’octubre del 2011

Gara


DECLARACIÓN HISTÓRICA DE ETA

Toda una vida por delante, por Iñaki Soto

21/10/2011 9:01:00

Aunque con diferente intensidad, la vida de todas las personas que habitan en nuestro pueblo ha estado condicionada por la violencia. Para empezar, un pequeño pero importante sector de nuestra sociedad puede aún dar testimonio de los bombardeos de Durango y Gernika. A la victoria de los franquistas siguieron años de represión, silencio, miedo… Finalmente, unos pocos jóvenes vencieron ese miedo y se organizaron contra la opresión que como pueblo, como clase y como personas padecían. Con las armas en las manos, sí. Son quienes más hicieron por que el dictador y su régimen no viviesen y muriesen "plácidamente". No lo lograron del todo, pero sí consiguieron despertar la conciencia de un pueblo al que la opresión y la negación empujaban hacia la extinción. No sólo eso, lograron quebrar la rémora de la unión entre raza y nación que hasta entonces había caracterizado al nacionalismo vasco, para construir el pueblo de quienes aquí habitan, de quienes viven y trabajan en Euskal Herria. Esa ha sido, quizá, su mayor aportación.

Al menos tres generaciones de vascos han estado marcadas por la violencia política. Por la pérdida y por el sufrimiento, sin duda, pero también por la lucha. El capital político acumulado durante estas décadas es un tesoro. La histórica decisión de ETA quizá sea, de todas las que tienen que ver con la organización armada, la más celebrada por el conjunto de la sociedad vasca desde la muerte de Carrero Blanco. Mi vida, como la del resto de mis paisanos, ha estado marcada por ETA. Obviamente, mis primeros recuerdos de muertos son los de "mis muertos". Maduramos yendo a homenajes, acudimos a manifestaciones, a tanatorios y cementerios; fuimos hasta a un aeropuerto a recoger los restos de dos jóvenes desaparecidos; visité a mi hermano torturado en la cárcel, viajé miles de kilómetros para abrazar a mi amigo. Seguiré, seguiremos haciéndolo hasta que logremos traerlos a casa. Lloré y reí, y sufrí como un perro por los míos y por mí mismo. No le deseo a nadie lo que hemos pasado. Pero creo que gracias a todo ello hemos forjado un carácter único, una identidad fuerte, una cultura política potente de la que tenemos que sacar lo bueno, que es mucho. Tenemos toda una vida por delante. Por primera vez en mucho tiempo, hemos recordado lo que es sonreír, porque tenemos la convicción de que vamos a ganar. Está en nuestras manos.

Eskerrik asko!